En Washington DC, EE.UU., tuvo lugar una Conferencia Internacional de SIDA el 22 y 27 de Julio. La FLM (Federación Luterana Mundial) ha asumido hace tiempo un compromiso para con las personas que viven con el VIH, lo que por ejemplo se manifiesta acá en Chile en el trabajo del EPES (Eduación Popular En Salud). Muchos jóvenes escribieron a propósito de esta Conferencia Internacional en la página web de la pastoral juvenil de la FLM. Por ejemplo en http://lwfyouth.org/2012/07/31/the-untold-story-part-two/ una joven estadounidense de la ELCA (Evangelical Lutheran Church in America) habla de su participación en un taller que criticaba la criminalización de la prostitución, como un factor que dificultaba la prevención del VIH, enfermedades de transmisión sexual y otras injusticias. ¡Cosa que me pareció interesante para discutir en el grupo de jóvenes!
El 11 agosto nos juntamos en la iglesia para compartir nuestras opiniones al respecto. El EPES me facilitó material acerca del VIH para que lo repartiera entre los jóvenes, y también material de la patoral luterana que acompaña a personas con VIH, que está a cargo del pastor argentino Lisandro Orlov. Luego mencioné (basado en la información de Wikipedia) la historia de la prostitución, la cual siempre ha sido practicada y en el mundo antiguo estaba vinculada muchas veces con prácticas religiosas, siendo la religión de Israel un caso particular al reprocharla.
Respecto a lo legal, las 3 posturas estándar en las que los países oscilan son:
Respecto al tema conversábamos Rodrigo, Bárbara, Fabian, Isa y yo (Patrick). La mayoría simpatizábamos más con la postura reglamentarista y concordamos con la idea de que la criminalización dificulta la prevención del VIH, aunque yo les exponía un gran dilema: ¿cómo legalizar la prostitución, si como cristianos estamos llamados a denunciar el pecado? ¿Legalizarla no sería decir que da lo mismo, que no es un pecado? Esto nos llevó a una difusa, pero rica discusión acerca de cosas esenciales del cristianismo. Algunos se preguntaron: ¿si la prostitución se practica de forma voluntaria y segura, sigue siendo pecado? ¿Cómo prohibir el comercio sexual en el caso de que sea el sustento familiar? Pero... sigue siendo fornicación y en la mayoría de las veces también es adulterio. ¿Qué pesa más? ¿Por qué debemos meternos en la conciencia de los otros? pero... ¿qué hay del deber cristiano de la predicación y exhortación? ¿El amor nos llama a acabar con los estigmas y a dar libertad solamente, o también a corregir? ¿Cuál es el trabajo que está haciendo la iglesia luterana en el tema?..... Tal vez nos hizo falta la presencia de un pastor o de algún especialista, para aclarar cosas al respecto.
Bueno. Lo dejo hasta aquí nomás, no quiero seguir alargándome. Que Dios nos guíe en todo esto. ¡Bendiciones!
PS: pueden buscar más información acerca del VIH en la página del Ministerio de Salud.
El 11 agosto nos juntamos en la iglesia para compartir nuestras opiniones al respecto. El EPES me facilitó material acerca del VIH para que lo repartiera entre los jóvenes, y también material de la patoral luterana que acompaña a personas con VIH, que está a cargo del pastor argentino Lisandro Orlov. Luego mencioné (basado en la información de Wikipedia) la historia de la prostitución, la cual siempre ha sido practicada y en el mundo antiguo estaba vinculada muchas veces con prácticas religiosas, siendo la religión de Israel un caso particular al reprocharla.
Respecto a lo legal, las 3 posturas estándar en las que los países oscilan son:
- Prohibicionista: en que la entrega de servicios sexuales está totalmente prohibida y criminalizada, como es el caso de casi todo EE.UU., de los países comunistas, de casi todos los países musulmanes y en la mayoría de los países asiáticos.
- Abolicionista: no se considera ilegal el que alguien preste el servicio, pero si cosas directamente relacionadas como el comprar el servicio, los burdeles, el proxenetismo, etc. Tendencia que se ve principalmente en Europa.
- Reglamentarista: generalmente bajo la perspectiva de que es imposible eliminar la prostitución, esta se legaliza y regula. El/la trabajador/a sexual tiene sus derechos y debe seguir gran cantidad de controles y pagar impuestos. De esta forma se busca prevenir los males mayores como las enfermedades de transmisión sexual y la esclavitud sexual, además de disociar al trabajo sexual de organizaciones criminales y controlar dónde se puede ejercer el comercio sexual. Es el caso de casi toda Europa, de Turquía, casi toda Australia y algunos Estados excepcionales en EE.UU.
Respecto al tema conversábamos Rodrigo, Bárbara, Fabian, Isa y yo (Patrick). La mayoría simpatizábamos más con la postura reglamentarista y concordamos con la idea de que la criminalización dificulta la prevención del VIH, aunque yo les exponía un gran dilema: ¿cómo legalizar la prostitución, si como cristianos estamos llamados a denunciar el pecado? ¿Legalizarla no sería decir que da lo mismo, que no es un pecado? Esto nos llevó a una difusa, pero rica discusión acerca de cosas esenciales del cristianismo. Algunos se preguntaron: ¿si la prostitución se practica de forma voluntaria y segura, sigue siendo pecado? ¿Cómo prohibir el comercio sexual en el caso de que sea el sustento familiar? Pero... sigue siendo fornicación y en la mayoría de las veces también es adulterio. ¿Qué pesa más? ¿Por qué debemos meternos en la conciencia de los otros? pero... ¿qué hay del deber cristiano de la predicación y exhortación? ¿El amor nos llama a acabar con los estigmas y a dar libertad solamente, o también a corregir? ¿Cuál es el trabajo que está haciendo la iglesia luterana en el tema?..... Tal vez nos hizo falta la presencia de un pastor o de algún especialista, para aclarar cosas al respecto.
Bueno. Lo dejo hasta aquí nomás, no quiero seguir alargándome. Que Dios nos guíe en todo esto. ¡Bendiciones!
PS: pueden buscar más información acerca del VIH en la página del Ministerio de Salud.