Romanos, judíos, adivinos, prisión, cepos, oración, canto, terremoto, salvación, alegría
Como miembros o participantes activos de nuestra congregación, los jóvenes gozamos de colaborar con la preparación o dirección de cultos. Generalmente de los cultos familiares, que se suelen hacer una vez al mes. ¡Son geniales! Un culto más dinámico que permite reencontrarnos con nuestro niño o niña interior. Este año han sido las historias del libro de Hechos las que se han mostrado como reflexión, siempre de una forma llamativa para los más chicos.
Se han mostrado, entre otras, la historia del día de pentecostés, de Felipe y el eunuco y de la conversión de Saulo. Ahora me referiré al culto del domingo 26 de Septiembre, donde se dramatizó el pasaje de Hechos 16,22-35. Connie fue quien, con voz clara y fuerte, introdujo y concluyó como narradora, pero fue el pastor Eduardo quien se lució con el papel del carcelero, quien tenía el deber de vigilar a los presos e intenta suicidarse al pensar que falló. Yerko, de espíritu profético, tomó el papel del apóstol Pablo y el de Silas lo tomó Martin, quien no podía acostumbrarse al papel de niño bueno. Junto a los cristianos estabamos encarcelados Sebastián y Patrick, quienes finalmente nos unimos a las oraciones cantando "¡El Señor es mi luz!". Quien diría que luego de 7 meses del 27 de Febrero un terremoto desencadenaría a los presos, sería medio de evangelización y llevaría a los reos a tomar oncecita con la Ruth y el pequeño Tomás. ¡Lean el pasaje! Les adelanto si que termina con bautizos.
En la sección de fotos pueden ver imágenes de varios cultos familiares.
Bendiciones!!
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