viernes, 3 de junio de 2011

Culto Familiar: El Agua

El domingo pasado tuvimos el culto familiar en nuestra congregación. El tema en esta ocasión fue la importancia del agua en nuestras vidas, y las formas en que podemos cuidarla. El día 22 de marzo se celebró el día mundial del agua, pero como en ese momento el piso de la iglesia aún estaba en reparación, la actividad se pospuso hasta el 29 de mayo.

Eduardo comenzó la prédica hablando sobre el pasaje del Éxodo en el que los israelitas caminan por el desierto y empiezan a sufrir de sed, por lo cual empiezan a reclamar a Moisés que al menos durante el cautiverio en Egipto habían tenido agua. Finalmente, Dios le indica a Moisés que golpee una roca con su vara, con lo cual comienza a escurrir agua de ella.

Luego de eso, se puso en el centro de las bancas una serie de elementos que representaban los usos comunes que le damos a agua, algunos de ellos realizados de forma casi mecánica. Entre esos elementos había un bidón de 20 litros, el cual se les pidió a los niños de menos de diez años que estaban allí que trataran de levantar. Ninguno de ellos pudo. Este ejemplo práctico sirvió de inicio para la siguiente reflexión:

Un jarro de aproximadamente 20 litros, tal como este bidón, es el que deben cargar las mujeres y niños menores de 10 años en zonas del sur de la India durante varios kilómetros porque en sus casas no tienen agua potable. Además del daño físico que tienen, el tener que trabajar cargando agua les imposibilita asistir a la escuela, manteniéndolos amarrados a su condición de pobreza.

La situación se repite en diversos lugares del planeta pues cerca de un quinto de la población mundial sufre de la escasez de agua (1200 millones de personas). En lugares como África, Centroamérica y la propia India la cifra supera el 80%.

Para todos estos lugares la situación no acarrea sólo la deshidratación, sino también enfermedades como el cólera, la hepatitis y la fiebre tifoidea. Los motivos de esta escasez también son variados, y si bien los primero que uno piensa es la escasez natural en algunas de estas zonas, la principal razón es la pobreza y el subdesarrollo.
Sin embargo esto no es propio solamente de otros países, pues aquí en Chile aproximadamente 75 mil personas viven sin acceso al agua potable, y 150 mil sin acceso a alcantarillados, principalmente en las zonas rurales y en los campamentos.

Sin ir más lejos, el terremoto del año pasado dejó a gran parte del país sin acceso el agua potable, dándonos cuenta, algunos por primera vez en nuestra vida, la importancia de este elemento en cualquier actividad, hasta en lo más simple, y lo que significa tener que cargar litros y litros de agua desde una piscina, una laguna o un canal.
Pero ¿Nos cambió eso la actitud frente al cuidado del agua? Lamentablemente a la mayoría de nosotros no. No sólo muchas veces la derrochamos en el uso cotidiano, sino que no decimos nada frente a la contaminación de los causes de agua por parte de industrias papeleras, forestales o mineras. Para qué hablar de los casos en que se manipulan los causes de agua para producir energía.

El salmo 42 dice: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.” ¿Cómo podríamos comparar a Dios con los causes de agua si a estos los hemos descuidado progresivamente, y la poca agua potable que queda le es negada a tantos seres humanos? ¿O acaso así es como vemos a Dios?


Más o menos de eso se trató el culto familiar. Muchas gracias a Eduardo por organizar el culto y a Fabian por ayudar también el día sábado.


Que estén todos muy bien, y que Dios los bendiga!

Rodrigo Castillo