jueves, 15 de diciembre de 2011

Navidad

El fin de año se vino rápidamente encima, con todo lo que eso significa: los exámenes en colegios y universidades, las compras para “Navidad”, y el ajetreo que implican las fiestas que se aproximan. En medio de todo este caos, es fácil que como jóvenes absorbamos en gran parte el estrés y el ritmo acelerado de nuestro entorno, a veces sin darnos cuenta. El sábado recién pasado (10/12), llegué en este estado a la reunión de JML, que estaba planificada para continuar trabajando en la obra de navidad. Si bien venía preparado para empezar con la escenografía inmediatamente, Eduardo propuso hacer un devocional antes de empezar. El más entusiasmado fue Yerko, y luego de los comentarios de ambos, me detuve a pensar en algo que no se me había ocurrido hasta el momento: que de tanto preocuparme por las actividades “urgentes”, había olvidado la razón por la cual nos congregábamos en la iglesia, que es compartir, escucharnos, leer la palabra de Dios y reflexionar sobre cómo esta hace sentido en nuestras vidas. El devocional fue un momento muy grato, que entre canciones y lecturas nos permitió darnos un respiro y reflexionar acerca de qué y quiénes constituyen nuestro refugio. Una vez que terminamos, pudimos seguir con el trabajo planificado, y junto con Miguel Ángel, Nicolás, y los demás, logramos hacer un dibujo gigante del puente Llacolén que servirá en la escenografía de la obra. Es increíble la paz que otorga un momento de reflexión en torno a Dios, sobre todo en un período del año en que nuestra existencia se vuelve cada vez más vertiginosa. Que el Señor les bendiga, y nos permita encontrar esos momento para respirar y centrarnos en lo verdaderamente importante.

Rodrigo Castillo Jofré

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